lunes, 18 de noviembre de 2019

Niñez, heridas aún sin cicatrizar

Bien sabemos que los niños no deben ser secuestrados ni reclutados para la guerra; que no deben ser abusados, ni explotados. Ellos deben ser amados, respetados, valorados.
Sin embargo, la muerte de niños en el bombardeo en el Caquetá dado a conocer en la moción de censura al ex ministro de Defensa, vuelve a recodar que el anhelo por vivir en paz y tranquilidad es un sueño sin cumplir, y así volviendo a polarizar, sangraron otra vez las heridas porque están aún pendientes por cicatrizar.
No cabe duda que todos tenemos derecho a sentir y expresarnos libremente, pero francamente es inquietante que se compartan por las redes sociales imágenes de niños armados y estas se acompañen de juicios y aseveraciones sobre hechos sin comprobar, sin tener en cuenta que son menores de edad. Seguimos haciendo parte del juego del dime que yo te diré, especialmente ante un tema tan complejo y difícil de ventilar y, mientras tanto, olvidamos que son menores de edad y que actuando de esta manera estamos irrespetándolos y violando sus derechos.
Así, incluso caemos en el juego de la doble moral, porque afirmamos defender los niños, pero al mismo tiempo los rebajamos al nivel de quienes los usan en y para la guerra. Nuestras palabras hacia los niños deben ser respaldadas por nuestras actuaciones: antes de juzgar, dediquémonos humildemente a entender ¿por qué y cómo unos niños se arman?, ¿qué es lo que pasa para que cambien los juegos de su niñez por unas amas?
Y aunque el gobierno deba resolver la mayoría de las causas de esta situación, nosotros tenemos que colaborar. Dejemos de complacer y brindar pleitesía a quienes se roban los recursos públicos de los niños y la juventud, y -en general- cualquier recurso; no discriminemos; fomentemos que las oportunidades lleguen a todos; brindar la atención en salud requerida, pues no se puede permitir que un bebé muera porque 36 IPS nieguen los servicios por falta de cama.
Aceptemos que hemos fallamos en el cuidado y la protección a los niños y recordemos que, como sociedad civil, debemos hacer un llamado a la sensatez y solidaridad, debemos exigir a los actores del conflicto la creación de espacios que propicien la paz y debemos ser nosotros también instrumentos de y para la misma, como bien dijo San Francisco de Asís en su oración.

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