viernes, 24 de mayo de 2019

EFECTIVIDAD DE LOS RESIDUOS


En nuestra ciudad, la gente sigue siendo muy comunicativa y amiguera, permitiendo la creación de relaciones con personas con las que nos vemos a diario.

Así es como, con el paso del tiempo identificamos a los transeúntes, los vendedores de frutas, de arepas, de películas, los recicladores y los que nos facilitan una zona de parqueo, llegando a conocer sus nombres y necesidades.  

Ahora bien, estableciendo esos vínculos, les cuento una pequeña historia, la de un joven, no mayor de 30 años, casado, padre de 4 hijos, y quien 3 veces a la semana hace un recorrido por mi barrio y en su carretilla recopila artículos que le puedan servir como reúso.

Su trabajo consiste en caminar por la ciudad, revisar las bolsas de los desechos de nuestros hogares, y seleccionar los artículos que le pueden servir para venderlos y así conseguir el sustento para él y su familia. 

No es gratificante observar esta labor, pero me es imposible cerrar los ojos a esta realidad, a su actividad “laboral”, porque la realiza sin ningún tipo de protección para sus manos y soportando el desagradable olor que emana de los recipientes donde está depositada la basura.

Por otro lado, sucede que en Barranquilla desde 2017, la Triple A, -la empresa prestadora de aseo encargada-, también factura la recolección del servicio aprovechable, el transporte selectivo hasta la estación de clasificación y aprovechamiento o hasta la planta de aprovechamiento, -su clasificación y pesaje-, recauda los dineros facturados para girárselos al prestador del aprovechamiento.  En Barranquilla existen 3 empresas de aprovechamiento de residuos, quienes le venden a la industria y al comercio.

Siguiendo con el joven de mi pequeña historia, debo anotar que el gobierno reglamentó un periodo de transitoriedad que va hasta el año 2021 para que los recicladores puedan organizarse y fortalecerse (Decreto 596 de 2016).  Así que los recicladores y sus asociaciones deben estar recibiendo la ayuda necesaria para que puedan organizarse y fortalecerse, para que constituyan empresas de aprovechamiento y accedan a empleos en las empresas de aprovechamiento, de tal manera que esta dinámica favorezca la disminución de la informalidad, que a junio de 2018 alcanzaba el 57,2% según el DANE.

No menos importante es que la ciudadanía separe los residuos en la fuente, es decir que desde los hogares los puedan separar en aprovechables y no aprovechables. Y al respecto, me surgen varias inquietudes: ¿Ha recibido la ciudadanía suficiente información sobre aprovechamiento, reciclaje, reúso, y la manera de distinguir y separar los diferentes elementos? ¿Cómo se está estimulando esta separación en la fuente? ¿Cómo estar seguros de que nuestros desechos clasificados no se mezclan durante el proceso de recolección? ¿Cómo se estimula a los usuarios que reciclan y colaboran con el medio ambiente, si el cobro de las toneladas recicladas se divide entre todos los habitantes? ¿Cómo acceden los usuarios a los descuentos por separación en la fuente?

Por cierto, la tarifa de aprovechamiento corresponde a la suma de costos de recolección y transporte, y disposición final, más 30% de comercialización, cuando exista el aprovechamiento, según lo determina la resolución 720 de 2015 de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico.

Quisimos conocer los valores facturados y recaudados por el servicio de aprovechamiento, o las acciones previstas y adelantadas con este recaudo, pero no recibimos esta información de la Triple A. 

Así que, esperemos que las instituciones distritales encargadas, realicen el control necesario para garantizar e implementar las acciones en beneficio del medio ambiente y la salud pública, el impacto en los recicladores informales, que se deben realizar con el pago recibido por nosotros, los usuarios, por la recolección y clasificación del material aprovechable en Barranquilla.


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