Hablar, comer, caminar, levantar un brazo no solo son verbos,
sino acciones propias de la naturaleza de los seres humanos y, la gran mayoría,
las realizamos sin conocer ni pensar cómo las hacemos; solo sabemos que nuestro
cerebro envía o recibe órdenes y mensajes para que se produzcan.
Hace poco, tuve una pequeña fractura y no pude apoyar un pie
por un tiempo. Fue así como experimenté las dificultades de convivir en un
entorno -físico y social- no adecuado a las condiciones de discapacidad.
Pero también existen otras situaciones donde el ser humano debe
aprender a asimilar -de manera permanente- la disminución o pérdida total de
sus capacidades motoras y a depender de otros o necesitar ayuda para realizar algunas
tareas.
Lo he observado durante más de 10 años, desde que a una
persona muy querida le diagnosticaron un párkinson precoz, enfermedad neurológica
que trastorna el movimiento del cuerpo, debido a que algunas células nerviosas
del cerebro disminuyen la producción de la dopamina -sustancia encargada de
enviar las señales y coordinar los movimientos.
Es así, como un suceso inesperado -sea una enfermedad o un
accidente- le da un giro de 180° a la vida de una persona y la de su familia porque
todos deben aprender a manejar situaciones complejas y a afirmar los pies sobre
una realidad, que es dura pero que también suele afianzar los lazos de
hermandad.
Quienes sufren la enfermedad de Parkinson, la describen como “vivir
atrapado en un cuerpo que no responde” o, como mi dice mi familiar, “estar
chueco”. Sin embargo, los seres humanos contamos con una gran capacidad de
adaptación y estos pacientes desarrollan otros tipos de equilibrios, necesarios
para afrontar la vida con mayor madurez, calma y paciencia.
Ciertamente, esta es una situación que obliga diariamente a
recordar y agradecer el preciado bien de la salud y es también un llamado a la
sensibilidad y a la identificación de las guerras que deben enfrentarse:
nuestros esfuerzos como sociedad deben enfocarse en proteger y mejorar las
condiciones de vida, en desarrollar una ciudad incluyente -en infraestructura y
actitudes- y en encontrar alivios, tratamientos, medicamentos y cura para
quienes padecen este u otro tipo de condición especial.
@sisi_bq
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