martes, 17 de abril de 2018

MIRANDO AL CENTRO




Jorge es un joven venezolano, casado y con más de tres años de estar en la ciudad, con 2 semestres de publicidad y mercadeo —sin continuar— y quien encuentra en la venta ambulante, el único medio de subsistencia para su familia.   

Por eso diariamente de madrugada visita los mercados públicos para adquirir las frutas que después ofrece en su carretilla por las calles del centro de Barranquilla. 

Este joven venezolano teme al camión de la policía y a que se lo lleven —especialmente desde la entrada en vigencia del código de policía—; “no se dan cuenta que la mercancía y mi carretilla son mi único bien y mecanismo de supervivencia”, comenta.   

Teniendo en cuenta que los espacios públicos por su naturaleza pública son de todos y de nadie, urge la necesidad de recuperarlos para el disfrute de la comunidad; recuperación básicamente ubicada en el centro de la ciudad.  

Hay que resaltar que se habla de recuperar el centro y su espacio público desde hace décadas, pero infortunadamente sus logros y avances no van al ritmo esperado, tal como se observa al caminar por las calles y mercados del sector. 

No se puede negar que planes y estudios los hay. El Plan de Fomento para el Atlántico -en 1952 de Lauchlin  Currieel- el Plan Regulador de 1956 de Ujueta Toscano,  Especial de Manejo y Protección-PEMP-, el Plan Centro, los estudios de la JICA (Misión Japonesa) de 1983 a 1985, el Plan Maestro de Espacio Público del Centro Histórico de Barranquilla y Áreas de influencia de la Cámara de Comercio 2015, Recuperando el Centro Urbano de la Universidad de Miami, del 2009, el Plan Maestro Para El Centro Histórico de Barranquilla al 2020 con la multinacional ARUP 2014, nos viene hoy a recordar Alfredo Reyes, Procurador Nacional de la Sociedad Colombiana de Arquitectos.   

Por otra parte, la recuperación del espacio público y del centro de la ciudad ha sido compleja por las condiciones difíciles e instauradas desde hace mucho tiempo; recordemos que las primeras invasiones a los espacios públicos del centro datan de 1958 y que a pesar que desde el 2005 existe un censo válido para reubicar a los vendedores estacionarios, las ventas callejeras se observan por doquier.

De otro lado, Reyes afirma que las obras realizadas tienen una mirada física del espacio público asociada con la mirada ambiental —arborización y paisajismo—; que el tiempo ha demostrado que las soluciones como Fedecafé, Paseo Bolívar o  la calle 30 no han sido efectivas y que indiscutiblemente “urge la revitalización del Centro, volverlo habitable así como lo tienen las grandes ciudades del mundo”, con centros comerciales adecuados a nuestro entorno cultural y comercial, habilitando conjuntamente los edificios para viviendas estrato 3 y 4 “que permitan acercar la ciudad al centro y humanizar estos valiosos edificios”, afirma.  

Ahora bien, por un lado, el centro es una gran vitrina para la ciudad, dice Dina Luz Pardo, Directora Ejecutiva de la Asociación de Comerciantes del Centro de Barranquilla —ASOCENTRO—, por ser el punto de encuentro del Atlántico y la región y porque cuenta con el mayor movimiento comercial y de personas de la ciudad, alcanzando a registrar una población flotante de 300.000 a 800.000 personas en horas diurnas.  No hay duda que nuestro centro ofrece un comercio variado, atractivo y reconocido donde actualmente la moda se impone en el país.

Por otro lado, hay que tener presente que “se trata de la mejor zona de la ciudad, dotada con arquitectura —art deco, republicana y moderna— la cual infortunadamente no se puede apreciar pues está ocupada arbitrariamente y con ello, áreas abandonadas cercanas a los 600.000 m2, las cuales poseen gran potencial comercial productivo”, puntualiza De los Reyes.

Por eso, necesitamos un plan integral de recuperación del centro que vaya más allá de los planes de desarrollo de los gobiernos de turno y que incorpore como un todo el aspecto económico, ambientales, de seguridad, sociológico, de reubicación de vendedores, infraestructura y saneamiento.

Un reto porque demanda esfuerzos, sacrificios y recursos; porque requiere de voluntad política para generar la credibilidad para que se den las dinámicas participativas, incluyentes y motivadoras para que los sectores involucrados visualicen los beneficios y oportunidades al impulsar aún más el sector comercial del sector con el mejoramiento de la zona más emblemática de la ciudad.

Realmente, este sería un gran proyecto que propenda por lo económico y comercial, movilidad al peatón y al visitante y permita abrir espacios a programas educativos, culturales y turísticos para narrar la historia de Barranquilla in situ y de esta forma rescatar y evitar perder las bellezas, tesoros y memorias ocultas que hoy no podemos admirar ni valorar.  

Publicado en el Diario La Libertad el 16 de abril de 2018


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