miércoles, 20 de marzo de 2019

EN EL PUEBLO


Me llama la atención el consejo sobre no usar los términos “pueblo” o “pueblerino” cuando se conversa con los habitantes de los municipios. Yo soy de pueblo y no me incomoda que me digan así, porque soy consciente de las ventajas de haber nacido y crecido en un pueblo: relaciones muy cercanas con vecinos, amigos y familiares.

Sin embargo, quienes a muy temprana edad nos trasladamos a la ciudad en busca de una mejor educación y más oportunidad, entendimos las marcadas diferencias que se dan entre el pueblo y la ciudad, así como la importancia de mejorar las condiciones de vida de muchos municipios como resultado de los olvidos del centralismo.

A la larga con el traslado, muchos beneficios se dan, pero también es cierto que se deben superar las consecuencias de estar alejados de papá y mamá, así como el sentirse de allá y de acá; por eso, y mucho más, impulsar y mejorar las condiciones de quienes no viven en las ciudades es y seguirá siendo una prioridad. 

Ahora bien, pensemos en esta propuesta: ubicar la Gobernación del Atlántico en un pueblo del departamento para fortalecer lo regional y facilitar la gestión que las municipalidades deben realizar ante ella.

Esta nueva localización, impulsaría otro polo de desarrollo departamental para fortalecer el centro y el sur del territorio departamental; tal cual como la Alcaldía de Barranquilla ha planteado trasladar sus oficinas a la zona de La Loma, en la ciudad.

Además, se tendría un impacto positivo en el descongestionamiento del distrito capital por el desplazamiento que hacia él se da. 

Ubicar la gobernación en un pueblo del Atlántico es una forma de acabar con el centralismo que se irradia desde Bogotá al resto del país y se replica en la actitud de las capitales hacia los municipios e incluso desde las cabeceras de éstos, hacia el campo mismo.

Por otro lado, también es una forma de reconocer la importancia de los municipios y su gente, y apoyando la descentralización, el discurso regional y coherente con la Ley de Regiones, desconcentraría recursos y poder para que se deje de mendigar, pues una idea más del centralismo es que los pueblerinos preparados no están para gobernarse.

Así que, los conocedores y verdaderamente comprometidos con las realidades y potencialidades de los municipios serían los llamados a gestar y ejecutar -en sitio- los planes regionales de desarrollo, ya que para muchos resulta incómodo tener que desplazarse al pueblo para trabajar.

Sintetizando diré, que la vida en el pueblo es sabrosa y la calidad y cobertura de los servicios debe ser buena para evitar que muchos busquen afuera lo que allí también deben encontrar.

Así pues, ad portas de la contienda departamental, será interesante dar el debate, y analizar las ventajas y beneficios que se podrían generar al ubicar la gobernación en uno de sus pueblos.

Finalmente, amerita exaltar a quienes trabajan y sirven en lugares y rincones donde no es atractivo para muchos estar. Esos que se educaron por fuera, con esfuerzo y dedicación y que hoy regresaron a vivir en su pueblo natal o viajan diariamente desde la capital para servir a su gente, dejando a un lado las ventajas laborales de la ciudad.

@sisi_bq



Publicado en

https://canaltropical.co/new/?p=114395

https://diariolalibertad.com/sitio/2019/02/25/en-el-pueblo/


AUSENCIA



Observar imágenes de peces muertos y moribundos, de personas intentando salvarlos. Escuchar sobre el suicidio, el ruido y morbo generado por una madre con su pequeño hijo que caen desde un puente, la cantidad de balas perdidas que acaban vidas, que esta vez fueron visibilizadas con la muerte del cantante Legarda y el incremento de los atentados contra los oleoductos, despertaron sentimientos de dolor, decepción, tristeza, rabia e impotencia pues esos nefastos sucesos hablaban del fracaso de una sociedad al dejar desnuda su inconsciencia y dejadez.

No recuerdo haber deseado que se acabara pronto una semana; como si así se acabaran los problemas.

Fue una semana, como tantas otras, que deja al descubierto no solo el desconocimiento del recurso hídrico y la falta de compromiso por preservar y conservar nuestra riqueza natural, sino la mezquindad de quienes se valen de la ignorancia, las creencias en todos los sucesos para intentar sacar beneficio propio.

Días que revelan la ausencia y soledad -incomprendida- del otro, que sin un presente digno no alcanzan a vislumbran un mejor futuro; que revelan cómo la desesperanza, el desespero y la enfermedad, llegan a apoderarse del ser.

Situaciones que recuerdan nuestra vulnerabilidad y fragilidad al estar expuestos a la violencia, porque no se ha aprendido a valorar ni a respetar la vida.

Que muestran la dificultad para buscar y encontrar soluciones de fondo a nuestros problemas, pues distraídos con las peleas y el morbo, caemos fácilmente en el juego del saboteo y la manipulación.

En nuestro país se ha hecho costumbre la mediocridad y la incredulidad, y cuesta creer que se pueden hacer las cosas bien y alejadas del beneficio propio.

Con una rara conciencia (¿o una conciencia desvirtuada?), pues acomodando lo correcto a los intereses particulares, hábilmente se llega a aceptar como buenas, las acciones que son dañinas para otros – inclusive para sí mismo-, las cuales generan malestar e inconformismo, violencia, inequidad y desigualdad, y con ello el deterioro social que impacta sobre todos.

Esos días tristes deberían invitarnos a vivir momentos de reflexión para decidir si debemos y queremos continuar así.

Afortunadamente, los días grises van aclarándose con el paso del tiempo y de esta manera volviendo a la “normalidad”, pero desafortunadamente olvidamos que podemos ser capaces de frenar la injusticia desbordada, para dejar el círculo vicioso que ata, ensimisma e impide salir adelante.

@sisi_bq

Publicado en https://diariolalibertad.com/sitio/2019/03/11/ausencia/

https://canaltropical.co/new/?p=116733


ESTAR CHUECO


Hablar, comer, caminar, levantar un brazo no solo son verbos, sino acciones propias de la naturaleza de los seres humanos y, la gran mayoría, las realizamos sin conocer ni pensar cómo las hacemos; solo sabemos que nuestro cerebro envía o recibe órdenes y mensajes para que se produzcan. 

Hace poco, tuve una pequeña fractura y no pude apoyar un pie por un tiempo. Fue así como experimenté las dificultades de convivir en un entorno -físico y social- no adecuado a las condiciones de discapacidad.

Pero también existen otras situaciones donde el ser humano debe aprender a asimilar -de manera permanente- la disminución o pérdida total de sus capacidades motoras y a depender de otros o necesitar ayuda para realizar algunas tareas.

Lo he observado durante más de 10 años, desde que a una persona muy querida le diagnosticaron un párkinson precoz, enfermedad neurológica que trastorna el movimiento del cuerpo, debido a que algunas células nerviosas del cerebro disminuyen la producción de la dopamina -sustancia encargada de enviar las señales y coordinar los movimientos.

Es así, como un suceso inesperado -sea una enfermedad o un accidente- le da un giro de 180° a la vida de una persona y la de su familia porque todos deben aprender a manejar situaciones complejas y a afirmar los pies sobre una realidad, que es dura pero que también suele afianzar los lazos de hermandad.

Quienes sufren la enfermedad de Parkinson, la describen como “vivir atrapado en un cuerpo que no responde” o, como mi dice mi familiar, “estar chueco”. Sin embargo, los seres humanos contamos con una gran capacidad de adaptación y estos pacientes desarrollan otros tipos de equilibrios, necesarios para afrontar la vida con mayor madurez, calma y paciencia.

Ciertamente, esta es una situación que obliga diariamente a recordar y agradecer el preciado bien de la salud y es también un llamado a la sensibilidad y a la identificación de las guerras que deben enfrentarse: nuestros esfuerzos como sociedad deben enfocarse en proteger y mejorar las condiciones de vida, en desarrollar una ciudad incluyente -en infraestructura y actitudes- y en encontrar alivios, tratamientos, medicamentos y cura para quienes padecen este u otro tipo de condición especial. 

@sisi_bq

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