Por SiSi Llinás A
“¡Estos tiempos
modernos!”, “Antes no era así”, “El pasado fue mejor” son expresiones que escuchamos
con frecuencia de quienes lamentan el cambio de sus preferencias en aspectos
tales como la música, las relaciones y las costumbres -especialmente, en lo
relativo a la urbanidad y el civismo-.
Los cambios son inevitables
y hasta necesarios; nada ganamos anhelando el pasado, que ya no es y no
volverá… o el futuro, pues todavía no está aquí; por eso, los entendidos, nos
aconsejan vivir plenamente el presente, que es lo único certero que tenemos.
Ahora bien, cada
época tiene su encanto, con sus características, acertadas para unos y
desacertadas para otros. Pero, si hay algo a lo cual debemos prestar mucha atención
es a las tendencias que intentan borrar nuestras raíces, pues corremos el
riesgo de sepultar los logros y esfuerzos del ayer y de repetir los errores que
cuestan mucho subsanar.
También es
importante mantener y preservar los valores y riquezas de nuestro entorno
cultural, así como rescatar buenas costumbres perdidas que antes identificaban
a nuestra sociedad y que ahora se exaltan como si no fueran el deber ser de
nuestro comportamiento. Además, desvirtuamos la esencia de la realidad cuando enaltecemos
lo superficial y opacamos lo trascendental.
Es que ahora parece
inusual que alguien quiera devolver un objeto extraviado, que se defienda la
ética y la verdad y se aplaude sin cesar al gobernante que realiza obras que es
su deber realizar y se genera una bulla populista que no hace bien a la
sociedad.
Sinceramente,
espero no tener que presenciar que se premie a una madre que a su hijo quiera
amamantar; o que se pierda el eterno cortejar, cuando la falsa liberalidad,
impida lo bello del conquistar y desaparezca la caballerosidad.
Apoyemos los
emprendimientos que buscan recuperar la riqueza del ayer en el arte, la gastronomía, las costumbres y el cuidado del
ambiente, no para revivir el pasado, sino para así nuestra linda cultura preservar.
La familia es el
núcleo fundamental donde se debe iniciar este camino del rescate cultural,
porque en su seno se pueden (¡y deben!) cultivar valores, principios y la buena
tradición, recurriendo a la creatividad para que los jóvenes se entusiasmen con
aquellas historias, dignas de contar, y con los reencuentros intergeneracionales
filiales y fraternos.
@sisi_bq
Publicado el 11 de diciembre de 2018 en Diario La Libertad y Canal Tropical
Publicado el 11 de diciembre de 2018 en Diario La Libertad y Canal Tropical
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