miércoles, 12 de diciembre de 2018

LAS RIQUEZAS DEL AYER



Por SiSi Llinás A

“¡Estos tiempos modernos!”, “Antes no era así”, “El pasado fue mejor” son expresiones que escuchamos con frecuencia de quienes lamentan el cambio de sus preferencias en aspectos tales como la música, las relaciones y las costumbres -especialmente, en lo relativo a la urbanidad y el civismo-.

Los cambios son inevitables y hasta necesarios; nada ganamos anhelando el pasado, que ya no es y no volverá… o el futuro, pues todavía no está aquí; por eso, los entendidos, nos aconsejan vivir plenamente el presente, que es lo único certero que tenemos.

Ahora bien, cada época tiene su encanto, con sus características, acertadas para unos y desacertadas para otros. Pero, si hay algo a lo cual debemos prestar mucha atención es a las tendencias que intentan borrar nuestras raíces, pues corremos el riesgo de sepultar los logros y esfuerzos del ayer y de repetir los errores que cuestan mucho subsanar.
 
También es importante mantener y preservar los valores y riquezas de nuestro entorno cultural, así como rescatar buenas costumbres perdidas que antes identificaban a nuestra sociedad y que ahora se exaltan como si no fueran el deber ser de nuestro comportamiento. Además, desvirtuamos la esencia de la realidad cuando enaltecemos lo superficial y opacamos lo trascendental.

Es que ahora parece inusual que alguien quiera devolver un objeto extraviado, que se defienda la ética y la verdad y se aplaude sin cesar al gobernante que realiza obras que es su deber realizar y se genera una bulla populista que no hace bien a la sociedad.

Sinceramente, espero no tener que presenciar que se premie a una madre que a su hijo quiera amamantar; o que se pierda el eterno cortejar, cuando la falsa liberalidad, impida lo bello del conquistar y desaparezca la caballerosidad.

Apoyemos los emprendimientos que buscan recuperar la riqueza del ayer en el arte, la gastronomía, las costumbres y el cuidado del ambiente, no para revivir el pasado, sino para así nuestra linda cultura preservar.
La familia es el núcleo fundamental donde se debe iniciar este camino del rescate cultural, porque en su seno se pueden (¡y deben!) cultivar valores, principios y la buena tradición, recurriendo a la creatividad para que los jóvenes se entusiasmen con aquellas historias, dignas de contar, y con los reencuentros intergeneracionales filiales y fraternos.

@sisi_bq

Publicado el 11 de diciembre de 2018 en Diario La Libertad y Canal Tropical

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