“Uno no debe mentir porque le hace mal a la
otra persona, y, además, a nosotros no nos gustan que nos mientan, yo no quiero
mentir”, respondió un niño a quién pregunté: ¿prefieres mentir, o que te mientan?.
Desafortunamente
con el paso de los años esta claridad mental se va perdiendo; y la responsabilidad,
los compromisos, la cordialidad y la educación son algunas
de las excusas usadas para aceptar la mentira, y la falta de sinceridad y
honestidad.
Parece
ser que la mentira, es una mala costumbre que se ha logrado instaurar, tal
parece que … por el mundo estar. Ignorando por completo los
efectos de esta nefasta enfermedad cuando se afirman, creen y defienden hechos
y situaciones alejados de la realidad; y se crean situaciones ficticias y difíciles
de erradicar, cuando enceguecidos nos negamos a aceptar la mismísima verdad.
No en vano Colombia
ocupa lugares bajos en términos de relación de confianza reciproca entre
personas, nos cuenta confiar en el otro, nos cuesta pensar bien del otro; obviamente
la historia de violencia e injusticia social son factores que nos condicionan y
lamentablemente ayudan a reafirmar esos patrones comportamentales. La encuesta mundial de valores -EMV 2010-2012 confirma
esta realidad.
Irónico
es pues que, para cumplir la palabra necesitamos firmar acuerdos y hasta de un tercero
para cumplirlo a cabalidad.
A
diario observamos como el dinero, status, poder y popularidad están por encima profesionalismo
y la credibilidad; cuando se utilizan talentos, relaciones y conocimientos para
posicionar una idea o producto solo por un beneficio en particular, olvidando
el efecto nefasto que produce en su propia familia y comunidad la cual dicen defender
a cabalidad.
Llegamos
a las mentiras a bautizar, “piadosas” las solemos apellidar; seguramente porque
así, nos permitirnos y sentimos cómodos al engañar.
Cuan
valioso educar para admitir que debemos dejar de engañar y reconocer los miedos
y temores, la falta de afectos y aprobación que se esconden en las trampas de
la falsedad. Necesitamos asimilar que la confianza
es vital una buena vida social y para la resolución de los conflictos con actitudes
y comportamientos sanos para todos.
Así
que, si a gusto no estás con tantas mentiras que escuchas sin cesar y por la
falta de valores en la sociedad, tu ejemplo es la clave para influir e impactar,
siendo de esas personas que generan confianza y credibilidad y contribuir a rescatar
el valor de la palabra con tu actuar.
@sisi_bq
Publicado en http://canaltropical.co/new/?p=97644
No hay comentarios:
Publicar un comentario