viernes, 8 de junio de 2018

CHARLAS FAMILIARES



Algunos temas suelen ser difíciles de tratar en diferentes espacios, y la familia no se escapa a esa realidad, especialmente cuando se congregan más de tres generaciones con una juventud y niñez cada vez más despierta, y se le intenta normalizar o reglamentar.

Francamente fue enriquecedor el hecho de que en un día familiar pudiéramos charlar sobre el aborto, abiertamente.

Resultó interesante escuchar las motivaciones que pueden llevar a una persona a estar o no a favor del aborto, desde lo moral, emocional, afectivo, espiritual, cultural, familiar, educativo y económico- social con sustentaciones médicas y psicológicas.

Pero más allá de aprobar o justificar o no el aborto, estas líneas desean centrar nuestra atención en la riqueza de aprender a escuchar para intentar comprender al otro.

Cabe aclarar que la comprensión de una situación o acontecimiento, no implica ni aprobación ni aceptación.
Ahora bien, prestar atención a la escucha activa del otro, es fundamental para comprenderlo con sus necesidades y sentimientos; para valorarlo, porque cada persona tiene una historia y una experiencia de vida para contar y aportar a la existencia del otro.

Indiscutiblemente, una buena escucha permite revelar situaciones invisibles que no percibimos cuando actuamos como espectadores prestos a juzgar y a veces, hasta con severidad.

No ganamos nada prohibiendo, concediendo libertades o imponiendo puntos de vista.   Lo importante y necesario es educar y formar para que optemos por decidir a favor de nosotros y del otro, en procura de una mejor sociedad.

Lo ideal es creer que podemos construir una sociedad en la cual, además de lo académico, el eje central sea la formación en valores para crecer y desarrollarnos conforme a los ideales, aprender a tomar decisiones responsablemente y forjar un ser más maduro y ético.

Practicando la prudencia para saber evaluar los riesgos y controlarlos en la medida de lo posible; la responsabilidad, porque nos hace conscientes sobre las implicaciones, alcances y aspectos críticos que conllevan nuestras acciones y decisiones. 

De otro lado, no podía faltar el valor del respeto porque conlleva atención o consideración hacia la otra persona; la sensibilidad, para ser más compasivos y entender el dolor ajeno y finalmente, no por ser la menos importante, tenemos la humildad para conocernos a nosotros mismos y no pretender estar por encima ni por debajo de nadie; alejados de creer tener la verdad absoluta, sin intentar doblegar a que el otro diga, crea o piense como yo. 

Cerremos esta anecdótica experiencia diciendo que cuando en ese día tan familiar alguien mencionó la eutanasia, un cruce de miradas y un silencio profundo fueron la clave para que sin dudarlo y sin pensar, pasáramos a conversar de un tema muy diferente, que no podía ser otro que el de nuestra gloriosa Selección Colombia, sin chistar.

@sisi_bq

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