Momentos y sucesos hay en nuestras
vidas que permiten que dejando de mirar hacia afuera, lo hagamos hacia adentro. Esto me sucedió cuando escuchando una homilía
se recordaba a quien tuvo la fortuna de vivir durante 102 años.
No es de extrañar que por
esta época navideña afloren estas sensaciones a pesar del mundo agitado que
marcha a millón, en el que quizás no hay tiempo para reflexionar en cómo nos
podrían recordar. Porque lo queramos o
no, nuestras acciones serán siempre recordadas especialmente por quienes nos
amaron.
Y es que lo hecho es decir
nuestras acciones, es lo que puede trascender animando a otros a caminar por el
sendero alguna vez caminado. Por eso con
gran firmeza el sacerdote en el oficio decía …: “lo dado y entregado a los demás será esa
semilla que necesitaba morir para germinar y crecer en los que estuvieron a nuestro
lado”.
Es probable que experimentemos
que aprendemos del ejemplo; que las
acciones son las voces fuertes que educan y establecen relaciones permitiendo así
dejar un legado especialmente a la familia y porque no a toda la sociedad.
Definitivamente la familia es
por excelencia la gran educadora y puede llegar a ser el “mecanismo número uno anti-corrupción” (Bolívar, 2017) ya que es
allí en donde aprendemos los valores y buenas costumbres.
En realidad en la familia se
siembra y se fortalecen los valores y principios hacedores de la sociedad, de
la ciudad y el país; de ahí la necesidad de comprender la importancia de la
honestidad, la alegría y la solidaridad a rescatar en nosotros y en la familia.
Soy defensora de la familia
y por ser el pilar fundamental de la sociedad debería estar inmersa en los planes
de desarrollo con acciones y proyectos que la fortalezcan; con procesos
educativos y culturales a mediano y largo plazo, que nos permitan recordar y/o comprender
su valor para enfrentar los retos presentes y futuros.
Porque muchos beneficios y
efectos restauradores hay en el ser cuando se encuentra el calor y el apoyo
familiar.
Así nuestros deseos
sinceros para que la prosperidad espiritual y material acompañe a las familias
en estas navidades y en el fin de año; para celebrar la renovación del amor filiar;
y para que el enseñar y aprender a escuchar al otro, a cooperar y a construir metas
colectivas sean propósitos para el nuevo año, 2018.
Correo:
sisi.barranquilla@gmail.com
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