“El
hombre dijo: La mujer que me diste por compañera me dio del fruto de ese árbol,
y yo comí. Y la mujer respondió: La
serpiente me engañó y yo comí”.
Parece
inaudito, después de pasados 30 siglos de hacerse escrito esta narrativa
bíblica sigamos echándonos las culpas unos a otros. Es hora de admitir que nuestra poca participación en las
decisiones políticas ha contribuido a forjar nuestra realidad actual: hacemos
parte de una sociedad que ha perdido los valores; no confiamos en los partidos
políticos ni en las instituciones gubernamentales; la corrupción es
protagonista en todos los sectores y niveles.
Sí, esta es la realidad de la que nos quejamos tanto y, se
repite, es hora de asumir la responsabilidad de nuestras omisiones; tanto
individuales como colectivas y actuar: conformando un verdadero esquema
colectivo de participación, que permita generar sinergias a partir de saberes
interdisciplinarios para garantizar el cambio que queremos.
Definitivamente necesitamos actuar y fortalecer los
mecanismos para una participación ciudadana que vaya más allá de ejercer el
derecho al voto.
Sea este el momento propicio para hacer un llamado a
quienes desean aportar a lo público; a quienes que no se dejan influenciar por el
populismo y verdades a medias; a quienes se alejaron de lo público para no
comprometer su integridad; a quienes están
cansados de ver cómo se amañan concursos y licitaciones para siempre favorecer
a unos pocos; todo ello a un costo muy, muy alto.
Solos, aislados y alejados de lo público no mejoraremos
nada. Si seguimos cruzados de brazos veremos cómo se desquebraja la sociedad
frente a la mirada espectadora de quienes pudimos hacer algo y no lo hicimos, quizá
culpándonos unos a otros.
Y
así como en las sociedades más desarrolladas, indiscutiblemente debe ser una
prioridad organizar estructuras
sociales sólidas que velen por una correcta planeación, asignación y ejecución
de proyectos gubernamentales y por el uso transparente, eficaz y eficiente de
los recursos públicos para beneficio de la ciudadanía, en general, y en pro de
los más vulnerables y necesitados, en particular.
Esta
es una manera cómo podemos ayudar y ayudarnos a tomar mejores decisiones
relacionadas con el progreso de nuestra ciudad, región y país y con el
bienestar de todos.
¡Tú
decides!.
Artículo publicado en http://lalibertad.com.co/wp/2018/01/08/fue-el-hombre-fue-la-mujer-o-fue-la-serpiente/