Hoy me refiero con ocasión del pasado partido de la
Selección Colombia en Barranquilla, del perro; perro que los espectadores vimos
dentro del campo de juego ad portas de finalizar el primer tiempo.
Este suceso trajo consigo preguntas, risas e hipótesis
llamando la atención de muchos. “Mira un
perro en la cancha”, “¿de dónde salió el perro?”, “que chistoso el perro ahí”,
“¿cómo dejaron entrar al perro?”, “¿por qué no han sacado el perro?”, etc.,
etc., etc.; y fue tal el impacto que hasta la prensa local sacó una nota
periodística aclarando esas dudas.
Sin embargo; no sin antes resaltar la creatividad y el gran
ingenio colombiano para plasmar los imaginarios sociales y culturales que
llegan a ser virales en las redes, propongo mirar más allá de lo percibido por
los ojos; ya que precisamente después de
este suceso del perro en la cancha del Metropolitano llegó el gol en contra de
Colombia y con él un silencio ensordecedor.
Y una gran explicación, por supuesto macondiana: el perro
fue el culpable de la anotación. No
quiero echar a volar la imaginación si la selección no hubiera igualado el
partido.
¿Pero qué pasó?. No
estábamos preparado por ello, aún estábamos chachareando y felices cuando ese
gol llegó y como un baldado de agua fría acabó con el alboroto hecho por el
canino.
Definitivamente oportuno para pensar y reflexionar; para
discernir qué tan atentos y alertas estamos para dejar nuestras metas y
objetivos; qué tan rápido superamos las distracciones. ¿Será que este suceso es un reflejo del
acontecer colombiano?; con cuanta facilidad nos dejamos llevar por sucesos
insignificantes que ponen en riesgo lo valioso y verdadero.
Con cuanta frecuencia el ruido del día a día, hace que se
abandonen los esfuerzos por cultivar la paz, el amor, la solidaridad, la
equidad, el respeto, o los esfuerzos para poder dar el verdadero valor a la
vida y al bien común. ¿Qué tanto nos involucramos en discutir por las redes
asuntos que están lejos de los intereses que nos hacen crecer como persona y
nación?.
Lo anterior no quiere decir que la diversión o las
distracciones no sean importantes, porque efectivamente necesarias son para el
desarrollo integral del ser. Tampoco es
una crítica; es tan solo una invitación a analizar, a estar despiertos y
concentrados en lo verdadero importante: el bienestar social y económico de
todo el país.
Publicado en el Diario La Libertad el 2 de octubre de 2017
Publicado en el Diario La Libertad el 2 de octubre de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario