Ver informe en link de Zona Cero, publicado el 14 de junio de 2017
Considerando que
nuestro nobel de literatura dijo “Recordar es fácil para el que tiene
memoria. Olvidar difícil para el que
tiene corazón”, que bello es recordar aquellos tiempos de la Barranquilla de antes,
la de los juegos callejeros: bola’e trapo, rin rín corre corre, bolita uñita y
hasta las chapuceadas en los aguaceros. Agradable
era caminar tranquilamente por las calles adornadas con árboles frondosos observando
además el colorido de las cayenas, corales y trinitarias. Así como el escuchar y echar cuentos en las
terrazas. Sin lugar a dudas muchos
recuerdan la calidez, sencillez y el civismo en donde la educación y
colaboración entre vecinos era sinónimo de amistad.
Además por los
tiempos de la segunda guerra mundial, un italiano de la localidad de Cassano Magnago, huyendo de su país e
ingresando por Puerto Colombia, decide trabajar en la textilera La Marisol en
la Vía 40, radicarse aquí desechando su oferta laboral en Brasil. Así que, dice mucho el que haya preferido
quedarse en nuestra ciudad.
Hoy decimos ¡Qué linda
y bonita está Barranquilla!, y esto lo confirman algunas de sus nuevas zonas
residenciales, centros comerciales y parques recuperados que nos invitan al
deporte y la amistad. Sin embargo, el
cemento ha sepultado la arena y el verde natural y cuando fuerte llueve corren
por las calles sus ríos callejeros; y por eso “se aplaude la canalización de
arroyos para frenar el miedo” (Fuenmayor, 2017) del olor a peligro y muerte que los arroyos
dejan a su andar. En contraste con la canalización es importante la constante
limpieza de los canales subterráneos porque podrían ser foco de contaminación y
suciedad.
Augurando gran
crecimiento y desarrollo, se espera ver de cerquita el río y el mar. Que el
centro y sur puedan organizarse, ya que desde los años 50 “se empezaba a
padecer la invasión de predios que afectó con sus cinturones de miseria los
sectores del Sur de la ciudad y la invasión de comerciantes informales que aún
persiste en el centro histórico invadiendo el espacio público” (Solano, pag3).
Esta Barranquilla moderna,
con proyección y potencial, crece aceleradamente con inconvenientes de seguridad
y movilidad poniendo en riesgo su desarrollo y tranquilidad. Se requiere “una ciudad técnicamente planificada que respete su patrimonio
arquitectónico relacionando cuidadosamente lo moderno con este, para no perder su
verdadera identidad” (Baron 2017).
De
acuerdo con el periódico británico The Financial Times, Barranquilla es la
séptima del continente americano y la primera en Colombia entre las ciudades
con mejor futuro, en la categoría costo-beneficio. Ya en 2015, durante el Foro Proyecto BAQ del
Heraldo, el presidente de Situm del Grupo Argos, Juan David Uribe, sostuvo
"Barranquilla será la ciudad del
futuro".
Pero hagamos un breve recorrido sobre el significado de esta
gran nominación, para lo cual conversamos con el doctor Carlos Bell[1]. Nos dice que para hablar de futuro y desarrollo
se debe entender que la sociedad de Barranquilla es nueva, son 204 años de
formación contemporánea y modernidad inmersa en un país que a principios del
siglo XX, era de las más pobres en América Latina. Indica que solo fuimos importantes para la
nación a partir de la República, porque el río representaba una opción de salida
del centro del país hacia el exterior; señala que la primera apuesta moderna de la
ciudad data a partir de 1842 cuando se convierte en el principal puerto desde
donde salía el café al exterior.
Menciona que con la separación
de Panamá de Colombia y la construcción del Canal de Panamá y el Tren del
Pacifico, el café dejó de salir de Puerto Colombia y comenzó a salir por el
Puerto de Buenaventura y se fue minando la capacidad de Barranquilla. Así mismo, las reformas de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL relacionadas con la sustitución
de importaciones para proteger la industria interna, terminaron por debilitar
la economía barranquillera. Posterior a
la Constitución de 1991 y con la globalización, el Gobierno Central se da cuenta
de la importancia de apoyar el desarrollo portuario y de esta forma Barranquilla
es vista como la ciudad del futuro; por
cuánto su ubicación estratégica beneficiaría a todo un país, integrándolo a la economía
mundial.
Y es así como emerge
la planeación como herramienta fundamental para garantizar el desarrollo de
nuestros pueblos.
El historiador Bell
define la planeación como una descripción de lo que la sociedad quiere y en
donde la conciencia ciudadana juega un papel fundamental en el desarrollo de
los pueblos. Agrega que se debe tener
claramente identificada la sostenibilidad ambiental y contar con políticas en
donde el paisaje sea lo más importante y el agua lluvia quede en el medio
implementando sistemas de drenajes sostenibles (elementos participantes en el
drenaje de las ciudades que reducen el caudal circulante por la superficie de
la misma y disminuyen la contaminación).
Finaliza expresando que la planificación debe estar soportada por el
conocimiento y de cara a la realidad del medio por encima de cualquier interés
sectorial.
Hay que mencionar
además, que Barranquilla creció sin planificación, debido “a la debilidad, incluso
inexistencia, de los procesos de planeación en el periodo comprendido entre el
surgimiento de Barranquilla como “ciudad moderna”” y “la poca efectividad en la
aplicación de los PLANES elaborados desde los 50 a través de los distintos
gobiernos municipales, quienes no los asumieron como compromiso y disciplina
social y administrativa”. (Panza, 2010:
pag15).
Por otra parte, el
doctor Walberto Badillo[2], nos comenta que los instrumentos de planificación
más importantes que ha ofrecido la Ley 388/97 han sido precisamente los planes
de ordenamiento territorial (POT, PBOT y EOT), los macroproyectos, los planes parciales
y las unidades de actuación urbanística; los cuales después de 20 años de
implementación han demostrado ser ineficaces.
Agrega que el Departamento Nacional de Planeación (DNP)
consciente de esta situación, viene liderando desde hace un par de años un
cambio generacional a POT’s Modernos y POD´s (Planes de Ordenamiento
Departamental); cuyo principal objetivo es articular las transformaciones
urbanas en un contexto regional para compensar las tensiones que generan las
grandes aglomeraciones con vocación metropolitana.
Con este panorama, finalmente considera que, la
gran apuesta que necesita la ciudad en términos de desarrollo urbano es un Plan
General Metropolitano respetando la prospectividad del urbanismo, y asumiendo su
realidad metropolitana que haga posible:
·
Plantear
su reequipamiento socioeconómico, estableciendo una relación real entre las conurbaciones
construidas inevitablemente bajo el patrón de ciudad difusa: Aeropuerto, Súper
Puerto, Central de Abastos, Central intermunicipal e interdepartamental de
transporte, Red de Mercados, Niveles de Atención en Salud, Educación, Centros
de Desarrollo Social, etc..
·
Regenerar
su Centro Histórico y proteger todo su patrimonio histórico-cultural que frene
el malentendido concepto de modernidad que ha devastado buena parte del
patrimonio arquitectónico.
·
Solucionar
la Movilidad Metropolitana (ya tenemos que hablar de la construcción del Metro
del AMB que potencialice la utilidad de los Transmetro, Metro-Río, red de
Alimentadores, etc.) incluyendo nuevos sistemas alternativos de transporte no
motorizados como la bicicleta.
·
Procurar
la Eficiencia Ambiental con al menos 2 parques a escala metropolitana como el
del “Batallón”, más una estructura equilibrada de espacios públicos
arbolados que mejoren el confort térmico de las calles para poder caminarlas,
una red de espacios dedicados a la disposición y tratamiento de residuos,
reciclaje y generación de energías renovables; todo esto respetando los
suelos de protección y rondas hídricas que mitiguen el riesgo y los efectos del
cambio climático.
·
Tener un balance
con respecto a la demanda real en los diferentes estratos socioeconómicos y ser
mucho más precisos con las futuras operaciones inmobiliarias.
Definitivamente el
hecho de que Barranquilla sea catalogada como ciudad del futuro es un mensaje
contundente para que lo público, privado y academia trabajemos conjuntamente
para mejorar y alcanzar niveles óptimos en los temas de seguridad, educación,
movilidad, de puerto, prosperidad y lo ambiental. Y en donde la educación y cultura sean la
base para el desarrollo y los buenos servicios sirvan para generar más
competitividad, y todos sepamos cuál es el objetivo a alcanzar.
Con un ahora
excepcional y proyección internacional es momento para pensar y reflexionar e
implementar; entender que los orígenes de nuestra conformación libre y
espontánea aún presentes en nuestra sociedad nos hacen permisivos, y el
folclorismo, chabacanería y trivialidad se funden dejando de lado el civismo y
lo patrimonial y hasta confundiendo lo que está bien con lo que está mal. De manera que es imprescindible más
autoridad para organizar y frenar lo que anda mal y fomentar la transparencia,
inclusión y honestidad. Desechando el egoísmo
y banalidad y entendiendo que lo técnico debe soportar lo público y lo
político.
Indiscutiblemente
mucho se ha avanzado en la ciudad, y se reconoce a cabalidad, pero hay trabajo
por hacer en lo ambiental, sostenibilidad e inclusión social. Necesario entonces es comprender y escuchar,
aquellas voces que desean más participación ya que desde su conocimiento y amor
por la ciudad quieren aportar a la construcción de una mejor ciudad. Indiscutiblemente reeducar para comprender
la importancia de recuperar el centro y los espacios públicos para garantizar
la atracción de la ciudad y que el súper puerto sea realidad.
[1] Doctor en Arte y Arquitectura,
Maestría/Magister Proyectos de Desarrollo Social, Especialista en Planeación y Gestión del
Desarrollo Urbano y Regional y Arquitecto de profesión.
[2]
Doctor
en Arquitectura, Doctor en Urbanismo, Máster en Diseño Urbano, Especialista de
la Universitat Politécnica de Catalunya, Arquitecto de profesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario