Por:
Sisi
Artículo publicado en el Diario La Libertad el 7 de marzo de 2017
Artículo publicado en el Diario La Libertad el 7 de marzo de 2017
Correo:
sisi.barranquilla@gmail.com
Twitter: @sisi_bq
Motivada
por la célebre frase “Un pueblo que no conoce su historia está condenado a
repetirla” y por la exhortación dada por el Papa Francisco de aprender de la
sabiduría buscándola en aquellos que la han adquirido, he estado charlando con
diversas personas, expertos temáticos y no tan expertos, y he conocido muchas
de sus experiencias sobre cómo el colectivo toma sus decisiones y cómo éstas
han marcado el presente y futuro de nuestra región encontrando reflejada en
ellas la identidad macondiana.
La
diversidad de opiniones es fantástica. Los hay inconformes por no haber podido
ser partícipes de forma más directa y activa en las decisiones de su región;
los hay también indiferentes a los hechos de nuestra ciudad, región y país; otros tantos a los cuales el
negativismo y queja invade su existir; otros hacedores incansables, inquietos
que luchan día a día por alcanzar sus ideales; y aquellos con un deseo
ferviente de romper las reglas preestablecidas por la sociedad porque
consideran que hay muchas barreras que impiden que otros surjan y piden que sus
voces y conocimientos sean escuchadas y tenidas en cuenta para aportar a su
región.
Seamos
honestos, no hay duda que el grupo de los indiferentes ante el acontecer de lo
que ocurre con nuestros niños, jóvenes,
instituciones y los llamados líderes es muy alto; quizá solo a la expectativa
de que se difunda un nuevo escándalo de corrupción así como sus posibles
implicados. Pero teniendo la capacidad
de leer nuestra historia y de analizar el presente, nos urge aprender cada día
a trabajar en equipo en pro del bien supremo y hacer uso de la facultad natural
del ser humano para alcanzar su propia realización: la libertad para decidir.
Dejemos de culpar al Estado por la corrupción, más bien asumamos nuestra
responsabilidad y propongámonos a actuar y obrar diferente para hacer lo que se
debe hacer permitiéndonos de esta forma integrar organizadamente el grupo de
aquellos que deseamos una mejor vida y más participación en las decisiones
colectivas de la sociedad.
Bien oportuno
resulta hoy lo dicho por Einstein, "Si quieres resultados distintos, no
hagas siempre lo mismo", recordemos
que nos corresponde a nosotros cambiar la forma de afrontar las
situaciones. Dejemos de quejarnos y
preguntémonos qué hacemos para mejorar aquello que no está bien y que nos daña
como sociedad, porque de nuestras
decisiones y actuaciones dependerá si fortalecemos o frenamos la
corrupción.
Ahora
bien, entonces reflexionemos ¿qué tan libres somos?, ¿qué valoramos y a quién
valoramos?; decidimos libremente a conciencia o por el contrario estamos en un
estado de servidumbre y hemos entregado nuestro bien más preciado a otros, para
que directa o indirectamente decidan por nosotros. No puede ser posible que
sigamos permitiendo que los intereses personales estén por encima de la ética y
del conocimiento, ya que pisoteamos los
esfuerzos, la entrega, la dedicación y los sacrificios requeridos para alcanzar
la educación que nos permita vivir en la sociedad justa que queremos. Conviene saber quiénes somos; la diversidad,
riqueza, talentos y oportunidades que tenemos; los conflictos y dificultades
que afrontamos y atrevernos a integrar el equipo de los que nos levantamos una
y otra vez, de los que creemos que lo técnico y lo político se pueden
equilibrar y que tal como lo plantea Habermas, podemos articular públicamente
los intereses de la sociedad definiendo y promoviendo intereses colectivos
mediante la deliberación, la reflexión y la participación.
Es
tiempo oportuno de creer más en nosotros mismos y de asumir lo público porque
lo público es tuyo, te pertenece y te necesita para poder construir una
sociedad con sentido común.
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