Cuando de grandes ligas se habla, indiscutiblemente
recordamos el nombre de Édgar Rentería.
Y es que ese nombre es doblemente grandes ligas por sus
actuaciones como pelotero y porque el estadio, que lleva su nombre, observa el
cumplimiento de las normas de las Grandes Ligas de Béisbol -MLB-, es decir, un
estadio que está habilitado para jugar partidos de las ligas de mayor nivel del
béisbol profesional.
Esta categoría quedó evidenciada en octubre de 2018, poco
después de los Juegos Centroamericanos, cuando beisbolistas de talla
internacional, jugaran el torneo entre los Tigres de Licey de República
Dominicana y los Caimanes de Barranquilla.
Esto responde principalmente a la categoría 1ª del campo
y los camerinos y es que allí en los camerinos se puede confirmar ampliamente
esto.
Este escenario es una realidad, gracias a la apuesta del
sector público, y desde lo privado a la disponibilidad de los recursos
financieros, unida a las buenas relaciones con empresas extranjeras y al
profesionalismo y experiencia reconocida en la construcción de estadios como
los Yanquis (béisbol en NY), de los Nets (baloncesto en NY), el Red Bull
(fútbol americano en NY), permitieron una alianza con empresas norteamericanas
para respaldar un proyecto local que habla muy bien de la ciudad.
Luis Ovalle, uno de los constructores, confiesa que la
alianza con los norteamericanos fue fundamental para certificar la grama; pues
la asesoría de expertos como Murray Cock, permitieron definir y cumplir con los
requerimientos de la nivelación del campo e instalación de la grama, hasta tal
punto que el subcontratista adquirió la maquinaria especializada y requerida
para sembrar la grama.
El campo, su diseño y construcción cumplen la teoría de
Murray para el funcionamiento del filtro para el drenaje, con un tipo de suelo
certificado en laboratorios estadounidenses, adecuado a las especificaciones
del filtro.
El infiel o arenilla, el montículo del pitcher o lanzador
del cuadrilátero y los del bullpen -usados para realizar su calentamiento-, son
elaboración extranjera trabajados con mano de la obra local.
Hay que hacer notar la tecnología de punta: dotado con un
sistema de intercomunicación con puntos de televisión milimétricamente ubicados
que garantizan la revisión de las jugadas, y una iluminación, controlada
remotamente, que supera el nivel exigido para la transmisión de televisión.
Cabe resaltar que la ingeniería y arquitectura local
aportaron el diseño de la fachada, el color de la piedra, así como facilitar el
desplazamiento alrededor del campo y observar las jugadas del partido desde
cualquier punto interior del estadio.
También incorpora el concepto turístico internacional de
visitas 24 horas por 7 días, con restaurantes y tiendas tanto dentro y fuera,
que le dan vida al Estadio ubicado en el barrio Montecristo.
Así es propicio fortalecer el juego de la pelota
caliente, las ligas, y sus semilleros desde temprana edad, con programas que
fomenten intercolegiados, interuniversitarios y actividades empresariales en
todo el departamento.
Concluyo, recordando que cuando asistimos al Edgar
Rentería, y nos sentamos, lo hacemos en
unas sillas iguales a las de cualquier estadio de grandes ligas del mundo, pues
el Édgar Rentería es un “grandes ligas”, ícono de la ciudad y por eso cuidarlo
y observar los detalles construidos cuidadosamente.
@sisi_bq
Publicado en el Diario La Liberta el 26 de agosto de 2019 https://diariolalibertad.com/sitio/2019/08/26/un-grandes-ligas-para-otro-grandes-ligas/
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