miércoles, 5 de junio de 2019

LO SABEMOS Y NO QUEREMOS




Cuando escucho decir que la gente no cambia, gratamente viene a mi memoria la opinión de una amistad que tajantemente afirma que la gente sí cambia, y más aún cuando la motivan las metas laborales.

Creo en los cambios como resultado de un proceso interior, de una decisión para desarrollar las habilidades y competencias necesarias para alcanzar un sueño o meta.

Pero sucede que muchas veces vamos cambiando inconscientemente, pues el exterior y las circunstancias lo demandan, y ajustándonos a ellos, quizá no somos conscientes de los logros que podríamos alcanzar.

Por eso, ante el cuestionamiento de cómo lograr cambios significativos para contar con una mejor sociedad, respondo sin titubear que sí podemos, pues definitivamente sabemos lo que debemos hacer, pero no queremos.

No queremos y más bien, preferimos acomodarnos a las circunstancias del corto plazo, para asegurar el sustento diario, cercenando la posibilidad de visualizar un mejor mañana.

Somos seres inteligentes, dotados de grandes capacidades y habilidades, pero no queremos incomodarnos y nos falta decisión para erradicar “la cultura del vivo que vive del bobo”.

Ahora bien, aunque suene trillado, eso se logra con educación y voluntad.

Realmente, necesitamos una educación de calidad que permita formarnos en el respeto para permitir el desarrollo propio y del otro, en responsabilidad para asumir las consecuencias de nuestros actos.

Necesitamos una educación que permita sigilosamente aplicar las sanciones a quienes sabemos actúan mal y nos perjudican social, moral y económicamente, y dejar de alabarlos, consentirlos, aplaudirlos y defenderlos porque tienen dinero y/o poder.

Educación para entender la importancia de colocar la basura en su lugar, sembrar árboles, cuidar las obras realizadas por los gobernantes, o no colarse en la fila.  

Nos urge una educación para comprender que necesitamos paz, empleos, más justicia, y más personas preparadas, productivas y dedicadas a un oficio digno; satisfacer las anteriores necesidades, nos hace atractivos al resto del mundo.

Es imperativo cultivar una voluntad para ejecutar programas apoyados en la investigación y en la ciencia, -alejados del amiguismo-, cuyos resultados permitan convencernos que sí se pueden producir los cambios requeridos.

Educación y voluntad para que resurja la esperanza, para actuar, para visualizar un mañana y atreverse a trabajar por ello.


@sisi_bq

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