Interesante
participar en reuniones sobre ideologías y política; entender, especialmente
puntos de vista, donde convergen diferentes edades.
Sabiduría y
experiencia, notas predominantes; es grato escuchar de los más adultos y
sorprende oírlos con vehemencia expresar que, en política, costumbres más sanas
se solían practicar. No menos
importante es oír a la juventud vigorosa proponer y francamente reclamar por el
legado político que deben recibir.
Así que, he aquí
algunas situaciones de las prácticas políticas para cotejar con la realidad.
Ha sido y parece
que será que, los partidos políticos vienen y van, y son fuertes según los
respaldos del poder económico.
Y que a las
asambleas nacionales, departamentales y municipales hay que endulzarlas para
que los proyectos puedan pasar.
Parece que las
manifestaciones en plazas se quisieran recuperar; son signo de poder y
aceptación popular, pues llevan a visibilizar a los tienen más posibilidades de
ganar.
Solo en época
electoral se acostumbra visitar y estar con la gente, porque para apoyar, se
pide y pide sin cesar, sin analizar de dónde sale la plata, pues es costoso
entregar ese “alguito” a la gente.
Ahora bien, es
irreal para muchos, pensar que exista comunicación permanente y directa entre
comunidad y su representante popular, pues no es fácil dar la cara y enfrentar
las promesas hechas solo para ganar.
El candidato, gran
orador debía ser para motivar, pues su carisma y retórica eran vitales para
triunfar. Hoy, con dinero, un gran
equipo puede fabricar una imagen para llevar a la gente en masa a votar.
Pese a las
dificultades y tropiezos, no podemos negar los avances en la elección popular,
en la asignación presupuestal, en el paso de la papeleta al tarjetón y en las
limitaciones de uso del poder evitando que una persona simultáneamente se
pudiese elegir popularmente en varias corporaciones públicas y fuese nombrado
en cargos públicos sin perder las credenciales obtenidas con el voto
popular. Y hasta hay indignación cuando
se intenta revivir alguna de esas viejas prácticas que fueron sepultadas hace
mucho tiempo.
Obviamente, algunos
cambios en la política y sus grupos se han dado, pero estos no logran impactar
lo fundamental, ya que se sigue eligiendo por dinero, poder y popularidad,
intentando asegurar “la cuchara” en el corto plazo, para garantizar y aliviar
la ansiedad del futuro incierto.
Sinceramente, me cuestiono
al escuchar, que los tiempos han cambiado y, espero llegar a ver el anhelado
día en que la educación sea el camino para evitar que la ignorancia siga siendo
tierra fértil para engañar y manipular, para alcanzar y mantenerse en el poder.
Y para dejar de
idealizar a quienes dicen poder cambiar nuestra realidad, pues el cambio vendrá
de la sociedad, cuando la mayoría pueda rechazar las prácticas por fuera de la
ética y la moralidad, usando la sanción como control político y social. Por ejemplo, a quienes usan lo público para
beneficio particular, el castigo sería no votar por ellos por su mal proceder.
Por eso, usar este tipo de sanción, es usar ese gran poder, que tiene el ciudadano entre sus manos: el de decidir, y el de asumir la responsabilidad por sus acciones.
@sisi_bq
Artículo publicado el 4 de febrero de 2019, por el Diario La Libertad y el portal Canal Tropical