lunes, 27 de noviembre de 2017

INCOHERENCIA CIUDADANA

Resulta frecuente que critiquemos con vehemencia algunas acciones indebidas y perjudiciales para la sociedad; mientras que otras veces esas mismas acciones pasen completamente inadvertidas. 

Esto sucede en nuestra sociedad porque se opina de acuerdo a la conveniencia y no conforme a los principios que son beneficiosos a toda una comunidad.  Así pues, el pronunciamiento a favor o en contra de algún hecho depende del amo de turno al cual se sirve; sea éste el poder económico o político; del deseo de buscar popularidad y no credibilidad o simplemente para satisfacer un ego mal educado.

Para ilustrar la idea, algunos casos.

Barranquilla, nuestra bella ciudad… nos ufanamos diciendo que la queremos y que es el mejor vividero del mundo; sin embargo, cuando llueve corre gran cantidad de basura por los arroyos y este comportamiento – arrojar basuras a la calle, al arroyo-, no solo daña el medio ambiente, sino que habla fuerte y claro de la falta de cultura de la ciudad.   

Nos aterramos de lo acontecido con las empresas públicas, pero callamos cuando sabemos que se alteran los contadores de servicios públicos para disminuir el registro de los consumos.


Hablamos con orgullo de nuestras “palancas” y de cómo recibimos, gracias a ellas, atención prioritaria; sin darnos cuenta de que esta práctica vulnera los derechos de los demás de ser tratados igual.

Nos quejamos de los políticos y las mañas que utilizan, pero se espera con ansias la época electoral para negociar la venta de votos a cambio de “ayudas” en efectivo o especie. 

Es cierto que estas actuaciones no son propias de todos los ciudadanos, pero han sido aceptadas y hasta permitidas, se han vuelto costumbre; a pesar de ser un mal ejemplo para la comunidad.

Por ello, si en verdad queremos cambios positivos en nuestra sociedad, debemos educar en principios, tales como la honestidad, el respeto y la solidaridad…  y lo más importante educar con el ejemplo. Sólo así, construiremos y haremos parte de una sociedad en la que no solo sea importante alcanzar metas, sino también saber cómo se logran las mismas.

El diario acontecer nacional debería ser más que suficiente para que tomemos la decisión de elegir líderes que sean capaces de rescatar y dignificar el ser político, que sean independientes de los medios de comunicación y del poder económico; que sean enemigos de las prácticas populistas, engañosas y corruptas; que estén comprometidos con el bienestar colectivo, con la buena administración de lo público – aquello que, curiosamente, no es de nadie y que, a la vez, es de todos –; para que los dineros públicos – tu dinero y el mío – sean invertidos transparentemente en proyectos concretos que busquen más y mejor educación, seguridad y competitividad.

Por eso necesitamos líderes con sólidos principios éticos y morales, coherentes, cuyo buen comportamiento, cimente la confianza y nos permita volver a creer en nuestra palabra y nuestras instituciones.


Correo: sisi.barranquilla@gmail.com

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