“La democracia así como necesita
de partidos, necesita también de la oposición; porque la oposición entra como
dique a frenar los abusos de poder.
Demostrado está, que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe
absolutamente”: Edilberto Alvarez.
Se puede decir que los partidos
políticos en Colombia nacieron formalmente entre 1848 –cuando Ezequiel Rojas estableció la plataforma ideológica del
partido liberal- y 1849 -cuando Mariano Ospina Rodríguez hizo lo propio con la ideología conservadora.
Con el tiempo las diferencias marcadas
de esos partidos se han ido perdiendo; Gabriel García Márquez escribió del coronel
Aureliano Buendía: “la única diferencia actual entre liberales y conservadores,
es que los liberales van a misa de cinco y los conservadores van a misa de
ocho”. Y el Frente Nacional (1958-1974)
contribuyó a desdibujar aún más las diferencias y el poder compartido trajo
consigo vicios, conformismo y la pérdida de la oposición.
Sucede que en Colombia se habla,
desde hace ya algún tiempo, de la crisis de los partidos y se les culpa por la
situación del país. No se puede negar
que algunas actuaciones de sus integrantes, carentes de ética y principios los
han deteriorados, lesionando su credibilidad.
Actualmente existen 16 partidos y
movimientos con personería jurídica vigente, hemos visto como las disidencias
de los partidos y movimientos van y vuelven por estrategias electorales y conveniencia
momentáneas solo para continuar en el poder; como los partidos son usados por sus líderes
en beneficio de sus fines personales; como emergen los independientes mostrándose como la cura a nuestros males fortaleciendo la idea de que
los partidos no son necesarios y haciéndonos olvidar que la razón de ser de los
partidos es la participación en la contienda política para alcanzar el poder y
gobernar con programas de partidos –participativos- que logren impactar oportuna
y positivamente los problemas estructurales que aquejan nuestra sociedad.
Estoy a favor de los partidos,
fortalecidos y estructurados; integrados
por personas con verdadero interés en lo público que puedan representar a sus
colectividades y gobernar con programas de partidos; capaces de promover eficazmente
la participación de la ciudadanía en la vida democrática y de responder por sus
acciones y omisiones.
Necesitamos partidos políticos sólidos
y renovados, con líderes que los respeten y que actúen de conformidad a los
principios constitutivos e ideales, que generen sentido de pertenencia entre la
colectividad y cuenten con el respeto y autoridad para seguir decidiendo.
Es hora de que los partidos,
grupos o movimientos divulguen sus programas de gobierno, que –entre otras-
deberían ser coherentes con su ideología; es hora de que haya un compromiso
serio de los candidatos con sus votantes para que sus actuaciones sean
coherentes con los programas por los que fueron elegidos y al ser evaluados, la
ciudadanía determine si vale la pena seguir respaldándolos. Por ello, todos nosotros, los ciudadanos
necesitamos participar en lo público, reclamando las acciones para cambiar la
realidad de votar a ciegas; y contribuir a que se eduque a pensar y decidir bien.
Tenemos el poder en nuestras
manos: el voto, por ser el mecanismo que permite elegir a quienes toman las
decisiones que marcan nuestro destino para que exista más y mejor empleo,
seguridad, educación, salud, transporte, etc.
Así de simple… cada vez que
votamos o nos abstenemos de votar, estamos autorizando a un grupo selecto de
personas a que decidan a favor o en contra de leyes que nos benefician o
perjudican.
Por lo anterior, cuando estemos
en las urnas recordemos que tenemos una
gran oportunidad de elegir a quienes consideramos son dignos de representarnos y
gobernarnos; a quienes tienen las capacidades, cualidades, calidades, la ética
y el compromiso con lo público para realizar el control político al gobierno y a
los administradores de lo público; en pocas palabras: al votar estamos
eligiendo nuestro futuro y el de toda la sociedad local, regional y nacional.
Correo: sisi.barranquilla@gmail.com
Publicado en el Diario la Libertad el 5 de marzo de 2018